lunes, 16 de marzo de 2015

Dancing in the Dark. Bruce Springsteen.

Forma parte del album "Born in the USA" de 1984 y en su momento fue una de las canciones más exitosas del mismo. Este era ya el séptimo álbum del cantante y compositor norteamericano y si bien no me atrevo a decir que fue éste el que le popularizó en España, sí puedo decir que ese fue el fenómeno que me ocurrió a mi, el que me le dio a conocer y hizo hacer mi gusto por su música.
No es este hecho sin embargo el que hace merecedor a "Dancing in the Dark" a formar parte de mi historia sonora sino la conjunción de circunstancias en que accedí a esta canción. Si bien ya la había escuchado anteriormente, "Dancing in the Dark" evoca dos circunstancias distintas. La primera de ella es el el paseo nocturno por el Paseo Maritimo de Benidorm como recién estrenado padre paseando al nene que tarda en dormirse por la noche y contemplar en una macropantalla la proyección del, no se si entonces tendría esa denominación, videoclip del tema y un montón de gente escuchando y viendo desde la arena. La segunda es el visionado en si del vídeo, la genialidad de  Bruce sacando a una espectadora preciosa durante la interpretación de esa canción para que bailase con él los últimos compases. Desear ser él y la chica al mismo tiempo, desear vivir un momento así en la vida, haciendo lo que te gusta, entregándolo a los demás y el mundo maravillado por lo que haces, y, a su vez, ser la agraciada de compartir momentos así con tu ídolo. Después te enterarías, por supuesto, de que la presunta espontaneidad no dejaba de ser una creación cinematográfica en la que "la chica" no era otra que Courtney Cox, pero el video no dejaba de ser una maravilla que aun emociona ver.





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